PRISIÓN DE LÁGRIMAS

De Michel Bardales García

De pronto —inevitablemente—, mi decorada habitación se hizo inmensa y mis recuerdos se convirtieron en un blanquecino desierto de ponzoñosos alfileres en donde me encuentro vagando y esparciendo mis lágrimas con la intención de fundar un oasis de dolor.

Ya son tan incontables los ritmos de mi extravagante llanto que ya sobrepasaron el número permitido de insanos recuerdos que están a mi alrededor como fantomas que mordisquean hambrientas la garganta de mi flácida expresión.

Y si desean buscarme para intentar consolarme, me encontrarán en este silo de remembranzas donde mis sádicos verdugos disfrutan azotándome con los cabellos de esas promesas fracturadas que hicimos en ese resentido altar.

Por eso, mis queridos caminantes, es preferible —para que no pierdan su valioso tiempo— que no me busquen vanamente porque en mis áridas páginas solo encontrarán agridulces lamentos por no haber escuchado una hermosa y estúpida canción de amor.

(Imagen de Efes Kitap en Pixabay)