LA SONRISA QUE MORABA EN EL PÉTALO DE UNA FLOR ENAMORADA
El poeta estaba sentado junto a un pequeño riachuelo que comía un poco de las orejas de la luna. Pretendía escribir un bello poema como antes lo podía hacer. Contemplaba su hoja en blanco que le suplicaba un verso tatuado en su rostro.
Pero no se le ocurría nada, pensaba y pensaba y nada. Miró a la luna y lloró porque no tenía inspiración. La luna conmovida por el versista, susurró a una pequeña flor que habitaba en uno de esos caminos que solían tejían recuerdos.
La flor tenía 14 pétalos y de los más lindos colores. Aprovechó que alguien soñaba con una muchacha linda como los recuerdos que tenía de antiguo amor. Y de ese sueño recortó el recuerdo de su rostro y lo selló en el pétalo más dulce que tenía.
Luego la luna sopló la flor y ese pequeño pétalo voló por los aires perfumando cada paso que daba entre el viento. El poeta aun miraba su hoja en blanco manchada de melosas lágrimas que cantaban una triste canción de desamor. Una sin ritmo ni melodía, sólo de voces de dolor sin sentido y sin expresión.
Mientras observaba su blanca tristeza; con una suave caricia el pétalo rozó el rostro del poeta y luego cayó en medio de la hoja en blanco. El poeta miró el pétalo con asombro y sonrío mientras despertaba a su lápiz que tenía mucho que decir.
En el pétalo estaba retratada la mirada de aquella linda muchacha que el tiempo devolvió a ese soñador que comenzaba a vivir una nueva historia de amor. Y fue así que el poeta hizo un verso tan dulce que el pétalo lo guardó para llevársela a la flor que ya se sentía enamorada.
El poeta estaba sentado junto a un pequeño riachuelo que comía un poco de las orejas de la luna. Pretendía escribir un bello poema como antes lo podía hacer. Contemplaba su hoja en blanco que le suplicaba un verso tatuado en su rostro.
Pero no se le ocurría nada, pensaba y pensaba y nada. Miró a la luna y lloró porque no tenía inspiración. La luna conmovida por el versista, susurró a una pequeña flor que habitaba en uno de esos caminos que solían tejían recuerdos.
La flor tenía 14 pétalos y de los más lindos colores. Aprovechó que alguien soñaba con una muchacha linda como los recuerdos que tenía de antiguo amor. Y de ese sueño recortó el recuerdo de su rostro y lo selló en el pétalo más dulce que tenía.
Luego la luna sopló la flor y ese pequeño pétalo voló por los aires perfumando cada paso que daba entre el viento. El poeta aun miraba su hoja en blanco manchada de melosas lágrimas que cantaban una triste canción de desamor. Una sin ritmo ni melodía, sólo de voces de dolor sin sentido y sin expresión.
Mientras observaba su blanca tristeza; con una suave caricia el pétalo rozó el rostro del poeta y luego cayó en medio de la hoja en blanco. El poeta miró el pétalo con asombro y sonrío mientras despertaba a su lápiz que tenía mucho que decir.
En el pétalo estaba retratada la mirada de aquella linda muchacha que el tiempo devolvió a ese soñador que comenzaba a vivir una nueva historia de amor. Y fue así que el poeta hizo un verso tan dulce que el pétalo lo guardó para llevársela a la flor que ya se sentía enamorada.
(A la octava inspiración)
Setil de bargam.
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