EL MINUTO QUE DORMÍ BAJO TUS PIES

EL MINUTO QUE DORMÍ BAJO TUS PIES
(A la musa de aquellos ojos que nunca puedo olvidar)

I

Una moneda fue lanzada
y alguien que soñaba
me puso en los abrazos de tus pies;
en ellos,
tus caminos habían dejado herencia
de las templanzas hacia tu amor.
y andando en las codicias de encontrarte
llegué al infinito de tus talones
que me hicieron dormir bajo los pies indiferentes
de la ingenua indecisión.

II

Tus ojos se sorprendieron
al encontrarme soñando en tus pisadas;
se aterraron ocultas
en los dibujos que abrigaban tu ternura
mientras intentaba rondar la respiración
que entre mis manos atrapaba
para ir corriendo en busca de un papel
e iniciar un verso nuevo
y luego convertirla en una canción.

III

Una voz ajena a la nuestra
sentenció mis manos
cuando intentaban tocar tus dedos
para hacerte sonreír.
y no recuerdo ese misterio,
pero tú seguiste su secuencia
y sacudiste tus pies
para voltear mis almohadas
y hacerme caer en la oscura meditación de tu ser.

IV

Me apartaste de aquel sueño
y dibujaste la lejanía de tus huellas
que retrazó mis versos tres pasos
y tres segundos que me hicieron correr
para alcanzar por lo menos
el último segmento de tu sonrisa.

V

Apartado de soñar junto a tus pies,
anoté en mis manos la imaginación
y vi las únicas palabras
que pude sacar de tus lindos ojos orientales;
las tomé en mis tesoros
y las guardé en mi lápiz
que pactarían conmigo
para cantarte diez mañanas
como una primera mañana de domingo
donde tus ojos te hicieron la musa
que en cuatro espejos
demostró la fuerza de su amor.

VI

pero recordaré que dormí un minuto
en la cintura de tus pies;
ahí estuve para cantarte
mi linda musa que nunca conocí.
Ahí amé tus huellas
y me sostuve lo más fuerte posible
para por lo menos escuchar una palabra tuya
que me regale una historia
y una palabra que me ayude soñar.

VII

desperté sentado junto a una moneda vacía
y vi que no estaban los cielos ni estrellas
que puedan contar el sueño que tuve junto a ti…

caminé y encontré un recuerdo tuyo y te contesté:

“Yo me inicié en tu recuerdo
escribiéndole a la sonrisa de tus ojos;
pero viendo antes del tiempo
que fui expulsado de la pasividad de mi almohada,
ahora vivo atrapado en las huellas de tu andar;
pues cada paso que das
dibuja en mi corazón
el retorno de las siete historias
que me hicieron el esclavo
de este canto que aun no puedes escuchar.

(Escrita el 07 de febrero del 2008)
(Setil de Bargam)