CONTRATO DE AMOR

De Michel Bardales García

En el baúl de mis recuerdos encontré un pequeño pergamino que un día hice en el inicio de una de mis malheridas historias de amor. En ese fragmento de papel estaba una de mis primeras promesas que yo hice cuando —en ese momento— estaba muy enamorado de la mujer que me acompañó por muchos años. En aquellos días había renunciado a ser poeta porque solo quise ser un simple hombre que demostraba su amor con hermosos detalles —de los cuales el tiempo se encargó de destruir— que los hice guiados por mi ingenio y habilidades manuales.

“YO ACEPTO ENTREGARTE TODO MI SER” es lo que está escrito en el centro de esa promesa. Respiré esa frase y vino a mí todos los recuerdos que viví en las primeras páginas de esa historia que terminó en lágrimas y en constantes despedidas porque no era fácil romper con la rutina.

¿Cómo es posible que este actual infierno alguna vez fue un desfile de promesas, abrazos y besos amorosos bajo la luna?

Pues, solo puedo responderme que fue culpa de nuestras malas decisiones. De su maldito capricho y mi estúpido orgullo. Nos dejamos dominar por la apatía impuesta por esa rutina que nos fue derrotando con el pasar de los años. Así muere el amor. A todos los romances se les entrega una pequeña plantita que debemos cuidarla día a día. Pero la rutina se encarga de hacernos olvidar la importancia de mantenerla radiante con nuestros cuidados. Nos dedicamos a acusarnos y a buscar culpables hasta que un día se cae la última hoja de esa plantita que no tiene más remedio que morir.

De esa manera, este contrato de amor perdió su validez. Hicimos que esa promesa sea olvidada por vivir juzgándonos y creer que nos sentiríamos mejor creyendo que no éramos culpables de nada. Además, ahora que observo esta promesa, solo veo que fui el único que lo firmó y que lo guardó por muchos años. Pero ya no sirve, pues hoy camino por un nuevo sendero donde sí puedo expresarme con mi poesía. Ahora pues, Esta promesa se unirá a los demás recuerdos que fueron adoptados por esas llamas ardientes que se alimentan de todo lo que alguna vez fue mi felicidad.