LA MAGIA DEL AMOR

Michel Bardales García

Una tarde —aunque el tiempo no es preciso en el mundo de los versos—, el Mago Bufón, bajo el consejo de su flor mágica, recorrió las páginas del libro de ficciones hasta encontrar a la hermosa sonrisa que brillaba con su luz en medio de un jardín de girasoles.

—¿Será ella la musa del Poeta Sol? —le preguntó su flor que le había encomendado la misión de ir en busca de la musa inspiradora que hacía bailar a las titilantes estrellas cantarinas.

—Averigüemos si es una musa real—le respondió el Mago Bufón y usó sus poderes poéticos para rodear a la musa convertido en un fragante remolino de pétalos multicolores. Y al volver a su forma real, vio que su mágica flor estaba en medio de su hermosa cabellera. Sus ojos se exorbitaron al ver que su divina protegida adornaba y aumentaba la belleza de aquella musa que estaba conquistando a cada uno de los personajes de ese libro de ficciones.

—¡Bonjour Mademoiselle! —Saludó el misterioso Mago Bufón con todas las reverencias poéticas a la hermosa sonrisa que en todas las historias era nombrada como la florida musa de los girasoles. Se acercó a ella y acarició con sus labios la misma mano que había sido besada por el poeta que andaba errante en el mundo real.

La encantadora musa inspiradora, ya declarada como tal por el mágico trovador del amor, agradeció el tierno gesto y le regaló por primera vez una hermosa e intensa sonrisa que atravesó todas las páginas del libro de ficciones. Lo hizo hasta llegar al lugar donde el poeta esperaba por ella para vivir una historia de amor que no solo se escribiría en las soñadoras hojas de un blanco papel.

 Dedicado a la musa A.P.

(Imagen de Susanne Jutzeler, suju-foto en Pixabay)