"MI SOLEDAD NO DESCANSA"

 

Michel Bardales García

 Mi soledad no descansa. Me tiene trabajando —a tiempo completo los fines de semana— en mis recuerdos que los apilo en palabras sueltas para que al llegar la noche —cuando el corazón se abre a plenitud— cobren vida para anunciar mi muerte: ¡Ay, mi acaramelada muerte! Muerte que deseo tanto —sobre todo de ocho a diez o de cuatro a seis— para ya no pronunciar ni escribir tu nombre que descose todas mis divorciadas heridas ya sanadas.

¡Ay, mi soledad! Mi soledad es terca y no descansa. Se ríe y me trae una vez, dos veces, tres veces más y hasta en cada amanecer que te reencarna en mi almohada seductora  que me brinda el talento de llorar madrigales con aromas de chocolate y fresa. (Ya estoy harto de tanto dulce)

¡Ay, mi soledad! ¿Por qué no descansas? Mientras más solo me tienes, más y más: sus recuerdos me invaden y me obligan a sentarme en un viejo escritorio que aún tiene esos sudores que me obsequió en aquellas mañanas en donde hicimos lúdicamente el amor.

 IMAGEN/CORTESÍA@PINTEREST

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