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LIC. MICHEL BARDALES GARCÍA - Especialidad de Lengua y Literatura - Profesor del Área de Comunicación. Poeta, escritor y maestro difusor de la Literatura Amazónica. - Correos: setilx@hotmail.com / arpaganus@gmail.com

martes

EL DEDO METICHE

EL DEDO METICHE
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¡En el mes de mis memorias! 
Pude verla entre ese ramo de flores 
y supe que era la indicada para ser la princesa de mi historia.    

Me presenté como un poeta viajero 
que pasaba por esa página  
buscando un nombre para ser la dedicatoria  
de esos sueños que tenía que fabricar. 

Su sonrisa respondió por ella
e inauguramos una historia 
donde fui nombrado como el  vencedor de dragones.  

Recorrimos caminos sin sentir el tiempo
que lentamente tramaba declararle la guerra a nuestro amor.  

¡Pero no nos importaba!  

Sólo queríamos caminar juntos   
en medio de ese cortejo que se llenaba de promesas.    

Así llegábamos a su cruel refugio  
 para darnos una torpe despedida  
que nos tenía a ambos separados por una puerta   
que se reía de nuestro miedo a nuestro primer beso de amor.  

- ¿Pero cómo lo haríamos? -    

Nos preguntábamos por la demora de ese beso  
que ya tenía un nombre en mis historias.  

- ¡Yo lo había soñado! -    

La respuesta vino a mí en un sueño  
que tenía que representar en su corazón.   

Nos sentamos y como siempre comencé a cantarle mis historias. 

Le narré sobre un dedo que más adelante   
sería el habitante de una isla 
que tenía la forma de los labios del amor. 

En mis sueños yo cerraba mis ojos 
y mi corazón me guiaba hacia sus labios  
que también caminaban hacia los míos.  

Pude sentir que nuestras narices se rozaban  
con una emoción que aumentaba a cada segundo    
que avanzaba hacia sus bordes.  

- ¡Por fin sus labios! -     
Le decía a  mi corazón.  

Pero al moverlos,  
sentimos la espalada y el ombligo   
de un obeso dedo que se había lanzado entre nosotros.  

¡Así terminaba aquel sueño!   
Con las ganas intensas de sus sabores.   

Pero ahí no terminaba la historia.   

La princesa quería saber cómo era aquel dedo  
y de qué manera interrumpía ese romance.   

Le sonreí y vi su mirada fija esperando la función.   

¡Respiré profundo!    
 Lancé mis labios a los suyos  
y crucé mi pulgar como en el sueño.  

Nuestras miradas se pararon fijas  
y el viento susurró desde nuestros corazones:  

- ¡Quita ese dedo! -  

Vi sus ojos y supe con su ternura 
que también me lo decían.  

Mi corazón no vaciló y me lancé para ganarle  
a ese dedo que interrumpía el inicio de este amor.  

¡Todas nuestras canciones se unieron en ese momento!   

Por primera vez pude sentir sus labios tan suaves  
que los disfruté acompañados de todos nuestros recuerdos  
que en ese momento bailaban en mi pensamiento.  

¡Había ganado el derecho de sus labios!  

Habíamos abierto una nueva página de nuestra historia  
donde ese dedo nunca más se atrevió a interrumpir  
esos besos que aprendieron a ser intensos en el tiempo.   
¡Duraderos en lo lejano!              
¡Tan dulces!        
Tan infinitos que aún los puedo recordar.    
   

A LA MUSA DEL TIEMPO 
SETIL DE BARGAM 

(DE SUEÑOS DE UN CASTILLO PERDIDO)