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"LA MIRADA QUE SE CONVIRTIÓ EN MUJER"
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"LA MIRADA QUE SE CONVIRTIÓ EN MUJER"
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¡Mírame!
¡Hazlo de nuevo!
quiero volver a sentir la
ternura de tu mirada.
Ha pasado el tiempo y aun sigo
extrañando
aquellas noches en las que tuve
en mi vida
a una dulce mirada que era
testigo
de mis jugadas en el amor.
…
¡Me escuchaste siempre!
Tanto que te convertiste en mi
fiel confidente
y guardiana fiel de mis
secretos.
Sentí la necesidad de buscarte
y contarte las historias que yo
vivía
en esa mi vida en la que fuiste
mi testigo.
Quería encontrarte cada noche
para complacerme con tu
presencia
que me otorgabas como una
espectadora fiel
de todo lo que te tenía que
contar.
¿Será por eso que sentía algo
especial por ti?
Pues recuerdo que los días
pasaban en nosotros
y comencé a deleitarme
con esa tierna mirada que me
dabas al pasar.
Yo pude leer tus ojos
que me decían que me quede a tu
lado
para narrarte mis hazañas
y los nuevos versos que había
fabricado.
Desde lejos pude sentir que me
mirabas
y por primera vez me sentí muy
acompañado
en un lugar que de pronto se
había convertido
en mi lugar favorito porque estaríamos
juntos
en esas mañanas que ya nunca
volverán.
…
¡Nunca me atreví a cruzar esa
línea prohibida!
Quizás por el hecho de que yo
también profetizaba
un rechazo o el término
prematuro de esta historia.
Pero el destino nos había
preparado una noche.
¡Sí!
¡Una noche especial e inolvidable!
Escuchabas como siempre mis
palabras
que describían a las
protagonistas de mis historias.
Te llenaba de aquellos relatos
donde tú tratabas de entender
las confusiones sentimentales de
mi escurridizo corazón.
Yo lo hice como era acostumbrado
pero soltaste desde tu interior
una palabra que fue como una
llave
que tenía instrucciones para
llegar y abrir tu corazón.
En ese momento pude entender por
tus palabras
que deseabas ser parte de mi
mundo que había creado
sólo para aquellos que saben
soñar.
Siempre supe que podías creer en
los sueños que yo fabricaba,
pero tuve miedo de invitarte a
ellos
por lo prohibido que sería la unión de nuestros pasos.
Pero fue tu mirada la que me dio
permiso
para cambiar mis intenciones
que hicieron de la noche un
momento inolvidable.
De pronto aquella mirada de niña
se había transformado en dos
bellos ojos
que buscaban ser seducidos.
Éramos por un momento dos torpes
personajes
que no sabían cómo dar el inicio
a esa historia que ya tenía el
escenario preciso
para dar apertura a la función.
Tú respiraste profundo siguiendo
los míos
que te indicaron cerrar tus ojos
para imantarnos y unirnos en un
dulce beso
que nunca imaginé que se haría
realidad.
¡Al abrirlos nos vimos
diferentes!
Estábamos juntos y ya no
escuchabas mis historias.
¡Eras mi historia!
Entraste a mi mundo con un
tierno beso
tan ilustre que me hizo olvidar
lo que soy
para ser sólo un hombre que besa
a una tierna mujer.
Ambos sonreímos tratando de no
entender lo que pasaba.
Sólo importaba que había nacido
un beso.
¡Un beso soñado!
Una profecía que yo soñé en aquellos
días
en los que me cruzaba con tu
mirada
que deseaban llegar con los míos
a un camino donde sólo existiera
el amor.
¡Yo también lo quise!
¡Lo quería!
Quería correr hacia ti
y olvidarme del mundo
y sostenerte en mis brazos
y escaparnos juntos por esa
escalera
que ya tenía preparado en la
luna.
Ya no era un sueño.
¡Estaba pasando!
Nuestros labios se estaban
conociendo.
Nuestros corazones corrían
acelerados a encontrarse
esa nueva historia que nacía en
esa fresca noche
que presenciaba a dos seres
opuestos
que tenían sus ojos cerrados
y unos labios que se ataban por
primera vez.
¡Habíamos cambiado el mundo!
Ahora vivíamos en un lugar
donde ya no éramos los mismos.
Yo era un poeta
y tú te habías convertido en la
dueña de unos ojos
que ahora miraban
como una aprendiz de mujer.
SETIL DE BARGAM
(A
la musa de los secretos)