POEMAS OLVIDADOS

VOCES DEL NUNCA JAMÁS
(Mini cuentos)

I

Bajo tus pies que miran y destruyen,
me apodero del recuerdo,
de mi protección y finura;
un día fui importante,
como el sol en el a.m. del día,
tan firme como la nube
que se excita con el frío.
Es mi cuerpo que tocaste,
me abriste, impaciente, angustiado…
tomaste lo que tanto protegía para ti,
lo tuviste y no me quisiste más,
Heme aquí, apoderado del recuerdo,
firme, temple hacia el círculo de los olvidados.

II

Tanto como tú lo hiciste,
Disfruté besar tus labios;
Sentiste mi delicia,
que en tiempos buenos
te complací con mi dulzura;
pero sólo te importe cuando me tenías entero,
puro, fresco y adorador de tus ojos;
me usaste y yo te creí mía,
te amé, me guardé para ti sin conocerte;
fui feliz al poder darte más vida,
y no importa si no me querías,
pero ten de seguro
que bajo este suelo que me consuela,
un día con más vida,
mi propio ser volverá a tocar tus labios.

III

Desperté de pie caído de un árbol,
con onírica existencia crecían mis pies,
y mis palabras se hacían pasas.
No tenía rumbo pero caminé con dirección,
iba a mi casa que no conocía, lo sentía,
lo creía mío y sólo existía en un libro.
Vi la puerta, me acerqué firme,
intentó morderme y tragarse mis virtudes,
no lo hizo, se moriría de hambre,
lo miré enojado y nuestros ojos pactaron
y me dejó entrar.

IV

Barro en sus pies descalzos,
las esquinas le quedan bien,
vacío en sus ojos tristes,
bajan y bajan pero lo vuelven a matar;
un muro que lo acompaña,
le mima y da su estéril función,
lo sostienen mientras sus pies
danzan de adelante para atrás,
¡Papá!...
El presente no existe…

V

Mis manos están en peligro,
¡Mente corre!…
No tengas miedo, mejor ven,
el peligro es para los que no saben,
infieles, fieles, y tú;
ven Luna, huye,
siéntate y posa para siempre
para el olvido.

VI

Lo vi, estuvo junto a mí, junto a él;
no me vio, no importa si me ve,
que soy a su lado, sino que soy él,
no le importa que soy más que él mismo;
es él que soy y no soy al mismo tiempo.
Quiso tomar algo que estuvo muy alto,
estuve ahí, y ni ayuda me pidió;
me miró, sonrojado, mejor se calló;
yo le hubiese alcanzado,
pero él, ni siquiera me dejó intentar.
No lo entiendo, ni él a mí,
lo quiero tanto y voy detrás de él,
sé que puedo más que él,
quisiera enseñarle, pero se niega,
lo vi, lo veo siempre,
pero él, ni cuenta, ni creo,
que me quiera ver.

VII

Mis ojos no lo creyeron,
entre frutilla inesperada,
en más osado volumen de amor,
entre burbujas, vi ojos y lenguas
que entre rojos frescos me sació.

VIII

Hay un brillo entre la vida,
existencia triste,
ocurrencia del pensar;
su vida es un notable error
tan necesario como ir al sol.
El olvido lo mira, le sonríe,
lo abraza y le presenta al misterio,
tal mérito le premia:
“Aquí mirando al sol,
veremos con paciencia,
aquellos pies que revoltosos te buscarán,
y tú sin descaro alguno,
con dicha o beso inesperado,
así de simple les mostrarás sus genes.

IX

Alta lumbre, luciérnaga infértil,
posas triste y fuerte
dando golpes al viento;
son tus faldas de luz
que quitan el manto que cobija la noche,
ser que no es más que vacío.
Cada punto de tu unidad
zurce una falda blanca
que el sol la deshila con su venir soberano;
es tu edad que se compaña con la pared,
con tus amigos que te trae el viento,
falsos, contagiados de cultura,
sucio, pobre y tan hombre.

X

Ven, únete a mí,
soy yo que eres tú,
mírame bien que soy el que tanto ignoras,
mira mis manos ¿Las quieres?
A mi ya no me sirven,
tú me las hiciste inservible;
si quieres, también te doy mis ojos,
¡Mira! Ves que creías ver.

XI

En el principio era verbo,
todo es verbo,
siempre será verbo…
Yo soy interjección.

XII

No me contuve y miré atrás:
Vi que la vida misma me era infiel,
que mi padre por fin volvía antes del ayer,
me miró mañana y me dijo: “¡Olvida ya!…
Ven ya con nosotros, no llores,
ven, que mis ojos también te querían ver”.

XIII

En un retrato olvidado,
mucho antes de mi tristeza,
vi una sonrisa ingenua,
niño de ojos cerrados,
carente de luz
y Observado por el principito azul;
sus ojos aun rodean a su padre,
lo tiene a su lado,
lo admira, lo sueña, lo perderá.
Está atrapado en un cristal
que mis lágrimas acarician
con aquel recuerdo;
un día vi a ese niño,
sonreía, vivía, cantaba,
abrió sus ojos y estoy aquí.

XIV

Ayer soñé,
hoy perdí los ojos,
mañana seré feliz…
Papá ya no veo,
ahora si te puedo amar.

XV

El principio no tiene más que tres inicios,
caminé hacia atrás sin problemas,
una lágrima me besó las mejillas,
¿Otra vez tú pasado?
Esta vez dejaste el sifón abierto,
libro de infantes travesuras;
vi mis sombras entrar sin saberlo,
lo encontré tan ingenuo y sapiente,
¡Ven ayúdame hermano!
Sentí sus manos que pedían ayuda,
no eran tres sino cinco,
querían serlo en contra mía,
¡Ves! El tiempo no cuadra,
estoy tranquilo y veo mi desesperación,
amabilidad social, humanidad falsificada,
¡Vete ya pasado!
Yo sólo soportaré tres visiones;
ya no vengas a mi cama,
mírame que ya estoy conjurando
sábanas blancas
y un presente en contra de tus cuadros.

Escritos alguna vez en el tiempo

Setil de Bargam