Michel Bardales
García
En este
momento estoy escribiendo otro poema en homenaje a esa preciosa mirada tuya que
se ha vuelto un dulce pecado: mi idolatría. Ahora, ya me es imposible dejar de
pensar en ti porque por solo en la remembranza hacia tus ojos puedo crear mis acaramelados
madrigales. Por eso, cada mañana, luego de regresar de esos sublimes sueños en
donde sí puedo verte junto a mí, me siento frente a la cuna de mis ingenios y
les explico a todas mis palabras (sobre todo a los inquietos verbos) que deben
verse bonitas y galantes para que puedan ir contigo vestidas de encantadores
versos. Yo mismo aprendí a peinarlas y les hago sus trencitas para que tú (mi aprendiz
de soñadora) las veas y sonrías llena de infinita ternura.
¿Y qué harán
mis palabritas cuando estén contigo? Ellas tienen la misión de convencerte y
orientarte para que puedas vencer conmigo a todas las distancias. Yo estoy
escribiendo ahora sobre ti. Tú estás leyendo y descifrando los pedacitos de mi
corazón desde una persiana de vidrio. ¡Escucha a mis palabras! Yo estoy mirando
la pantalla y tú estás atenta a mis versos. Acerca tu bello rostro cerrando tus
ojitos hacia este bonito sueño que estoy teniendo despierto. Tú también sueña
lo mismo. Yo estoy acercando mi rostro para darle alcance al tuyo. ¿Lo estás
haciendo? Hazlo, mi hermosa musa de los lentecitos. Acerca tus carmines labios
a los míos y adelantemos pronto nuestro primer beso de amor.
IMAGEN/CORTESÍA@PINTEREST
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exelente
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