RENDICIÓN

De Michel Bardales García

Me rendí mi querido lápiz aprendiz. Esos dragones del pasado eran muy fuertes y ocupaban todo su corazón. No había espacio para mí, ni mucho menos para el libro de ficciones que le había fabricado para que construyamos en él nuestra primera historia de amor.

—¡Ven a mí, mi musa amada! —le exclamé desde todos los rincones posibles. Pero ella, amaba más a sus cadenas y a sus captores que no le permitían salir de esa prisión. Y temo mi querido lápiz aprendiz, que fue ella misma quien se encerró ahí para que nadie más conozca su corazón.

Por eso me rendí, mi corazón está todavía muy débil para luchar por ella. Tan solo recibí la plenitud de su indiferencia y me lastimó mucho más de lo que ocasionaría una larga historia de desamor tejida por mil años.

Vamos mi querido amigo, regresemos pronto a nuestro espacio reservado bajo las faldas de la luna para observar su recital. Volvamos con todo, porque esa musa no quiere amor. Ama más a su soledad y nosotros ya no estamos para permitir que contaminen a nuestras páginas con ese veneno que expulsan las musas que solo inspiran dolor. 

(Imagen: Cortesía@Pixabay)