MI AMADA Y MI PRINCESITA

De Michel Bardales García.

Cuando estaba escribiendo entre los candorosos abrazos de mi amada, mis ojos se aventuraron a una soleada profecía donde un tierno pecado me devolvía el título de ser el Poeta del Sol.

En aquellos días, una princesita caminaba entre el viento y me hizo conocer el significado de la frase en la que los hombres experimentan el enigmático sabor del amor a primera vista.

—Amor —dirigí mi voz emocionada hacia mi amada—, ¿Quién es ella?

Al verla, asintió conocerla y me preguntó si quería que ella me la presentara.

—¡Sí, lo deseo con todo mi corazón! —le dije con una incontrolable emoción — Ella es la personificación de una delicada poesía y la quiero en mis deleitantes versos que ya piden nacer desde mi pecho suspirante de un imperecedero amor.

Mi amada, conociendo a los poetas de esos tiempos, aceptó ciegamente la escritura de la última página de su historia. Caminó hacia ella y la trajo hacia mí y nos presentó. El tiempo, desde ese momento, representando a los celos escondidos de mi amada, se volvió nuestro eterno enemigo y maldijo mi destino cuando me vio entregar mi corazón a la tierna princesita que aperturaba un nuevo libro de románticas ficciones que solo ella tenía la habilidad de hacerlos realidad.

 (Imagen: Cortesía@Pixabay)