HISTORIA DE DOS POETAS

EL ENCUENTRO DE DOS MUNDOS SOÑADOS

Después de muchos pasos del tiempo, hoy que me detengo en mi oscuridad, vuelvo a recordarte desde todos esos pasos que me enseñaste a caminar.
No sé cómo abriste aquel acertijo que juega en mi mente pero en ella está tu imagen que navega en todos los caudales de mis pensamientos. Lo hace como un viento fuerte y penetrante que me pide leer mi expresión.
Las hojas viejas volaban para hacerme entender que en sus páginas moribundas escribiría estas palabras que nacen desde mi confusa voz que me hizo decir:

“Al sentarme en un campo lleno de dulces flores que ocultaban mi tristeza, quise volver a mi mundo y cerré los ojos para estar ahí en el centro de mis palabras. Al entrar susurré ese beso que era la llave para poder entrar y abrir la puerta. Todo era silencio, oscuro y llovía lágrimas de un cuarto de niña triste y destinada a ser poeta. Pero cuando di mi primer paso, mi olvidado árbol de estrellas dio un llamado a mis seres y todo se encendió para verme caminar y llegar hacia lo que iba a suceder.
Cerré los ojos y comencé a imaginarlo, era tal como lo recordaba, sólo que…Ya no escribía las historias que me enseñaron a vivir las mías”.

Él había encontrado el amor, ya no tenía la necesidad de escribir historias sobre amores prohibidos y no correspondidos. Lo tenía en su camino para vivirlo de epílogos y sueños encontrados. Pero no di importancia a eso e hice un intento para poder llamarlo.
Fueron tres llamados y ocho poemas entregados en papeles sueltos para ser suficientes para girar sus pasos y caminar hacia mi propio mundo edificado. El tenía el suyo y pude conocerlo y caminar con él por un momento. Pero nunca me atreví a decirle que yo también había creado uno que tenía la forma de una isla rodeada por un mar de las lágrimas que derramé mientras conocía mi vida.

Vino a mi mundo, él no necesitaba una llave como yo; sólo necesitaba su presencia para que el árbol lo anunciara pues lo conocía ya que era famoso por darle vida a los árboles protectores de reinos de poesía.
Al verlo me había olvidado de toda la tristeza que yo aun recordaba, y me dio ese abrazo que yo siempre esperaba pero que nunca me lo dio. Tal vez no se lo pedí o quiso que yo le abrazara porque él también sabía sentir penas.
Caminamos hasta el árbol de estrellas y nos sentamos a conversar como la última vez que paso, y se formó un dialogo que aun no se sabe si hizo llorar o reír a la pequeña princesa ilusa, que antes era llamada niña.

Niña: Gracias por responder a mi llamado, no pensé que vendrías.
Poeta: Dijimos que seriamos amigos por siempre.
Niña: Pensé que sólo era una de las muchas promesas que me decías y que nunca cumplías. Hasta ahora sólo esto fue verdad.

(El poeta quedó en silencio y caminó solo)

Poeta: ¡Vamos! (Mirando hacia atrás) Enséñame cómo es el mundo que creaste dentro de tus líneas.
Niña: ¿Te quedarás?
Poeta: Mi mundo también me necesita, así como este que necesita de tus sueños para vivir. Un mundo sin su creador no tendría el alma que le diera el color que necesitan sus seres que adornan los sueños de las personas.
Niña: ¿Personas? ¿Por qué de ellos?
Poeta: ¿No sabías que los poetas creamos mundos para que otras puedan soñar en ellas?
Niña: Pero el mío muchas veces es triste y hay muchas nubes que hacen llover lágrimas.
Poeta: (Sonriendo) Acaso no disfrutas ver los arco iris después de esas lluvias. Así es la vida. Primero llueve y luego viene el color de la calidez.
Niña: Entonces mi mundo sirve para que sueñen en ella.
Poeta: Tu mundo y su creadora.
Niña: (Sonriendo) ¿Me enseñarás a mejorarlo?
Poeta: ¿Y qué crees que estoy haciendo? He venido para conocerte y llenarme de tus sueños que para eso también he nacido.

(El poeta sonrió y tomó de las manos a la niña y caminaron pronunciando versos que edificaron caminos, montañas, pozos y veredas que adornaron a ese pequeño mundo que estaba a punto de crecer).

Fue así que el poeta caminó conmigo en mis sueños que nacieron de nuevo entre mis hojas sueltas que ahora son el tesoro que guarda delante suyo, y que abrazan su manos y dictan a sus dedos escribir parte de esta historia que han fabricado una puerta sin llave que une nuestros mundos para darnos a conocer.
Epilogo de una promesa

Poeta: No olvides visitar mi mundo que ha logrado más colores desde que llegaste con tus poemas dedicados al poeta Sol.
Niña: Mientras tus ojos bañen mis palabras con tus labios, olvidaré que está lloviendo y cruzaré esa puerta para verte y traerte de nuevo para que tu calor abrace mis historias que irán naciendo entre los dos.

Escrita el 27 de setiembre de 2009.
EVELIN ALANA ROJAS ALVA
SETIL DE BARGAM