MARIPOSA VISITANTE

De Michel Bardales García

        Cuando una hermosa mariposa azul entró zigzagueante a mi morada, me emocioné tanto y le pregunté—: 

        ¿Acaso anuncias la llegada de mi florida musa?

        La mariposa, que revoloteaba coqueta en el aire, se detuvo en mi mano y posando con sus múltiples colores me dijo—:

        Muy pronto, poeta, muy pronto tu radiante musa llegará hasta aquí para llenar de aromáticos girasoles a tu corazón.

        —¿Y se quedará? —Le pregunté.

        —Aún no —respondió exhibiendo sus hermosas alas de color azul—, primero debes enseñarle a vencer sus miedos para que se permita creer de nuevo en el amor.

        —Así lo haré —le dije emocionado por ese grandioso reto de conquistar su corazón.

        —Por ahora, ella solo te dará su silencio y te hará pensar que no le interesas. No vayas a querer rendirte y dejarla sola en esa batalla que está lidiando en su interior. Ella también quiere soñar y volar como una mariposa hasta el lugar en donde será completamente feliz.

        —No me rendiré —le dije mientras me deslumbraba de la belleza de esos divinos colores que la musa también admira porque en ellos siente que su corazón vuelve a creer en esos sueños en donde las malas lágrimas ya no vuelven a nacer.

        —Entonces, ve en busca de su sonrisa —dijo la mariposa retomando su esplendoroso vuelo—. Y no demores, porque aún en ella está muy frágil ese pequeño y esperanzador recuerdo que tiene sobre ti.

(Imagen de ArtTower en Pixabay)