(Michel Bardales García)
En esos días, sobre todo en
las noches, mi esperanza se fijaba en el vibro de mi ventana en donde tu
silueta se asomaba para dar tres golpes delicados que anunciaban tu llegada. Yo
escribía mis mil maneras de llorar por ti y de rato en rato volteaba para ver
si te asomabas. Me sentaba en mi vieja mecedora para fijar mi mirada en la
ventana para adivinar qué sombra, de las que tanto pasaban, era tuya y se
quedaba para dar esos tres golpecitos que aliviarían mi alma que estaba
desecha. En esos días cuánto deseaba escuchar el sonido de ese vidrio que se
mantenía muda. Ninguna silueta se detenía y poco a poco perdí las esperanzas de
volverte a ver.
Quisiera escribir sobre lo que
tú viviste mientras yo no estuve a tu lado; pero nada supe de ti porque hasta
me habías bloqueado de todas tus redes. Hasta el mundo se había divorciado de
nosotros porque nada sabíamos de nuestras formas de sentir. Yo no sabía si
llorabas y tú no sabías sobre la cruel tortura que el tiempo me daba en esta
prisión que estaba lleno de tus recuerdos.
¡Ay, suspiraba! Suspiraba,
suspiraba, suspiraba y solo suspiraba. Mientras más pasaba el tiempo, el dolor
era más intenso. Cada día aparecía un nuevo sentimiento erróneo: en el día
número 23, apareció el temor de que ya estabas feliz en los brazos de alguien
que no conocía la poesía. ¿Quién podría darte esos detalles que solo yo sé
hacer? Puedes preguntar a todas las estrellas y te dirán lo mismo: El amor
bañado de detalles y cartas de amor solo lo conoce y lo profesa este poeta de
ojos color de miel.
Esperé varios días más. Mi
esperanza me hizo decorar treinta cartas multicolores para dártelos como
muestra de que te había extrañado cada día. Unas eran rojas con ositos y
conejos azules; otras eran verdes con gatitos y lunas abrazando al amor. Me
empeñé tanto que hice todo tipo de detalles: cartas, tarjetas, cajitas llenas
de sorpresas, botellitas con mensajes secretos y todo lo que mi imaginación y
mi amor por ti me hicieron crear con la ilusión de tu regreso. Cuando todo
estaba listo, asumiendo que tu silueta no regresaría a mí; me llené de valentía
y me aventuré a buscarte porque al hacer todo eso sentí que realmente eras mi
verdadero amor. Me acerqué a una amiga en común. Le mostré emocionado todo lo
que te hice para que sea testigo de este amor verdadero. Ella me miró con una
ternura infinita y se acercó más para darme abrazó lleno de confortación. Me
miró, como dudando. Suspiró y me mostró una imagen en su celular: en ella pude
verte feliz. Estabas más hermosa y aún usabas ese vestidito azul que tanto me
encantaba. Tus ojitos seguían siendo bellos e infinitos. Tu sonrisa era poesía
pura. Todo en ti era perfecto y divino. Te miré desde esa pantalla y supe que
ya no tendría el valor de volverte a mirar. Ese día comprendí el porqué de la
ausencia de tu silueta para dar esos tres topecitos que aperturaban cada día un
nuevo capítulo de nuestro amor. Ese día pude verte hermosa y radiante como los
girasoles que habitan en la luna. Ese día comprendí, que al verte posando junto
a ese ladrón de musas, habías renunciado a ser digna de toda manifestación de
poesía. ¿Y mis detalles? ¿Qué crees que
hice con todos esos detalles? Como también me vi obligado a renunciar a ti, los
obsequié a todas mis estrellitas cantarinas que fueron testigos de esa dañina
historia de amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO LEER ESTAS HISTORIAS QUE COMPARTO CON USTEDES... ESCRIBAN DEJANDO SUS CRITICAS Y COMENTARIOS SOBRE LO QUE ESCRIBÍ... NO OLVIDEN DEJAR SUS NOMBRES PARA PODER DARLES UNA RESPUESTA INDICADA.......GRACIAS!!!
SI DESEAS RECIBIR LO NUEVO QUE ESCRIBO EN ESTE BLOG SOLO ESCRIBEME A: setilx@hotmail.com