EMOCIONES

De SEK para el Poeta Sol

Pasaron las horas, los días, las semanas y los meses y mi amado poeta nunca regresó a mi frágil mundo para alegrar mi vida con esas historias que me hicieron entregarle la dedicatoria total de mi joven y enamoradizo corazón.

—¿Por qué una mujer suele ser tan terca con alguien? —me pregunto mientras escribo imaginando que volverá para darme ese tierno beso que siempre me prometió y que ya no sería en mi frente como si todavía fuese una niña.

Hace muchos episodios que no sé de su voz ni de su fingida sonrisa. Pero aun así, su retrato en mi mente sigue lleno de colores y no se borra porque aún espero que regrese y cumpla su promesa de ya no decirme que solo soy su poetiza sino declarar ante todos que soy su amante inspiración.

A veces, no sé porque siento todo este alboroto de emociones en mi interior si es tan solo un hombre común como esos tarados que solo le sonríen a las mujeres bonitas y no a las que llevamos un vidrio empañado en nuestros rostros. (Un día me los quitaré y verá lo hermosa que soy)

Pero como el tiempo está pasando tan rápido, pienso y a veces quisiera atreverme a buscarlo en el lugar donde sé que lo encontraré enamorando a una de esas vacías y ridículas musas que él adora a pesar de que ellas no valoran las palabras que escribe junto a su lápiz aprendiz. (Ese lápiz es cómplice de los caprichos que escribe para que lo admiren como poeta)

Por esa razón, me detengo y no pierdo mi tiempo intentando atraer su atención a mis poemas. Controlo mis emociones y las convenzo para esperar un poco más porque por ahora no quiero dejar entrar a otro hombre en mi vida porque desde que él se fue, se llevó mis ojos y dejó cerrando con llave mi corazón que no se cansa de rogar a las estrellas fugaces a que soplen en sus oídos y le digan que yo soy la inspiración que necesita en sus creaciones y no esas tontas musas que nunca serían capaces de escribir un verso como yo lo hago para ese estúpido poeta que no se da cuenta de que ya encontró y está perdiendo lentamente a su verdadero amor.

(Imagen de Christine Engelhardt en Pixabay)