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"LA PROSTITUTA DE LA HISTORIA
CUATRO"
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Luego de desvestir a la noche virgen, nos encontramos en un lugar donde los besos tenían el precio del pan. Mis labios escogieron a “Shantal”, la más elocuente anfitriona de nuestra noche.
Nuestras
palabras se cruzaban eufóricas mientras
mis manos conocían su nombre que estaba guardado entre sus piernas.
No
me podía contener, pues mis impulsos eran acompañados por el licor que me
transformaba. La tenía sentada entre mis piernas mientras ella pedía otra ronda
más de ron y de sangría. No me importaba lo que pedía, mi concentración estaba
en los ojos de mis dedos que se humedecían entre los labios de su vagina
social.
Por
un momento, olvidé el tiempo sin percatarme de que mis colegas de juerga ya se
habían marchado o, de repente, estaban al fondo degustando ese desvelado cuerpo
social.
Yo
no me preocupaba, mis labios se sorteaban entre el pezón de sus senos y en su
boca que recorría mi cuerpo y mi dinero.
-Espérame
un momento- dijo.
Subió
al escenario y comenzó a bailarme
mojando su cuerpo que se derretía entre mis prendas como una serpiente que me
enroscaba en su seducción particular.
Su
baile terminó en una mirada que anunciaba el término de su juego privado.
Sonrió y puso en mi bolsillo su número y su nombre real. Nos dimos un último
intercambio de tocamientos húmedos que nos pedían avanzar hacia el segundo paso…
pero nada, la noche había terminado.
Al
salir, el sol ya había abrazado las calles. Me encontró con mis prendas
nocturnas y un regalo en el bolsillo que en cualquier momento debía usar.
Hoy,
una noche que me abraza la soledad; ese número parpadea en la pantalla de mi
móvil que introduce su voz chillona diciéndome la hora y el lugar de los
pecados que se iban a cantar.
SETIL DE BARGAM