"YA NO LLORO, SÉ QUE LLEGARÁS"

Michel Bardales García

 Cuando mi sueño de vida se vino abajo, sentí que ya nunca más sería feliz; que nadie más me iba a querer y que estaba destinado a la soledad eterna. Lloré mucho cada día tratando de buscar culpables. Me miraba al espejo y solo veía a un ser horroroso, despreciable y lleno de fracasos. Por un buen tiempo mi penosa vida se limitaba a remembranzas entre esas viejas fotografías que poco a poco fui borrando a la par que se desgarraba mi alma. Lloré tanto que los ríos casi se desbordan y la desesperación llenaba mi mente de pensamientos negativos. Llorar se había vuelto mi pan de cada día. Lo hice hasta que una mañana recibí un paliativo mensaje de alguien que extrañaba mi forma bonita de escribir. Me dijo, que mis palabras eran conmovedoras y que muy pronto se aparecería en mi destino, una mujer afortunada que se merezca mi corazón de poeta. Por un momento, dejé mis penas y atendí a esas palabras que yo antes otorgaba a mis lectores. Al menos, ese día dejé de llorar.

Otro día, alguien más me escribió y apreció mis escritos y los detalles que exhibía como muestra de mi dolor. Esas palabras, que tenían un tono dulce e insinuante, me hicieron entender que nuevas historias me estaban esperando. Que siempre hay un nuevo comienzo cada día. Que siempre hay oportunidades que también esperan oportunidades. Desde esas palabras motivadoras, ya no lloro; solo escribo hasta que una historia, de las tantas que escribo, se vuelva realidad y me devuelva la dicha de volverme a enamorar. Pero no busco ahora, primero debo aprender a sentir amor por mí mismo. Y cuando ya esté completo y firme, algo mejor llegará (por sí sola) para ser el complemento que alguna vez me hizo feliz.

 IMAGEN/CORTESÍA@PINTEREST

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