LA MIRADA QUE DESEÓ SER INSPIRACIÓN

De Michel Bardales García

                Cuando mi lápiz aprendiz bailaba para entretenerme y hacerme olvidar por un momento el desamor, nuestro principal libro de ficciones comenzó de improviso a sacudirse intensamente porque dentro de él, una de sus historias estaba reescribiéndose a sí misma.

                Cuando abrimos el alborotado libro, vimos que una hermosa mirada había ingresado directamente al capítulo donde habitaba el famoso pozo fabricante de nubes y sueños.

—¡Discúlpame, creador de quimeras! —Le decía la encantadora mirada con una suave voz encandilada— Discúlpame si soy un poco atrevida, pero vengo hacia ti para ofrendarte mi pequeña moneda viajera para que me otorgues el deseo de hacer que el poeta que me ha deleitado con sus versos, me escriba un pequeño poema para guardarlo y atesorarlo en mi corazón que hasta este momento se ha manifestado indomable.

Y así, la sonrisa lanzó su moneda viajera a las fauces del pozo. Seguido a ese deseo, instantáneamente mi fiel compañero y yo fuimos trasportados a la siguiente página donde la encantadora mirada estaba ya parada en el título de esa nueva historia donde yo llegaría hacia sus ojos para declararle que en las próximas páginas la convertiría en mi nueva inspiración.

(Imagen de Thomas Wolter en Pixabay)